Te acostás intrigado y con una gratificante sensación de cholulés. Esto de la red es algo asombroso. Pero esto en particular, es algo alucinante. ¿Será verdad que me invitó a ser su amigo?
De a poco te va venciendo el sueño y las imágenes del Pepe dando un discurso, se van fundiendo. (Uuuu… te olvidaste de tomar el antiácido… ZzzzzzzZZZZzzzzzz). Te dormiste.
En medio de esa sensación de estar dormido, tocan la puerta de tu casa. Te levantás sobresaltado, temeroso de quién será… ¿Astori? ¿Tabaré Vázquez?
Del otro lado se oye una voz parecida a la del Homero Simpson, que dice “Soy yo, Homero. Abrime.” Quedás en la duda…
- Te estás convenciendo que tenés que dejar el vinito antes de dormir. Te está haciendo mal.
- Por qué no puede ser que Homero Simpson tenga curiosidad del móvil por el que el Pepe Mujica te invitó a su Feisbuk? No es tan loca la idea. Decidís abrir la puerta, quizás pueda ayudarte.